13 estudiantes y una profesora de la Universidad de Los Andes (ULA) cumplen hoy 28 días en huelga de hambre, protesta que iniciaron el pasado 4 de junio como medida de presión para exigir presupuesto justo, ajuste salarial y respeto a la autonomía.
Los problemas de salud han obligado a 6 huelguistas a abandonar el ayuno, mientras que el párroco universitario se retiró de la protesta de manera voluntaria. En total son 7 las personas que no han aguantado la fuerte protesta.
Alirio Arroyo, miembro del equipo de logística de la protesta denominada "La vida por la educación", dijo que el último estudiante en abandonar la huelga fue Jackson Quintero, quien presentó un cuadro de apendicitis y tuvo que ser trasladado a un centro asistencial para ser intervenido quirúrgicamente.
Solo faltan un par de días para que los ulandinos cumplan un mes de ayuno, y Arroyo aseguró que hasta tanto el gobierno no de respuesta a sus peticiones se mantendrán en pie de lucha.
Dijo que hoy esperan un llamado a reunión con un representante del Ministerio de Educación Universitaria que no sea el viceministro Jehyson Guzmán, toda vez que "con él no se puede dialogar, está negado incluso a estudiar nuestras propuestas y de esa manera no se sostiene un diálogo ni se encuentran soluciones", destacó.
Los ulandinos darán solo un día de espera para ese encuentro que están propiciando a través del diputado oficialista a la Asamblea Nacional (AN), Diógenes Andrade, se concrete y de no tener respuesta positiva, lo más seguro es que en los días siguientes se incorporen nuevos estudiantes al ayuno.
Duele perder la libertad
Mailevy Guía, estudiante de Diseño Gráfico, se incorporó a la huelga de hambre el pasado domingo junto a su madre, profesora jubilada de la ULA y con tres carreras cursadas.
Para la joven, "lo peor de estar aquí (en la huelga), no es el hambre, lo peor es la perdida de la libertad".
Dijo no entender como los gobernantes que tienen hijos no les duele el esfuerzo y sacrificio que los jóvenes hacen por la universidad y "no entienden que nuestro amor por esta casa que nos ha formado es mucho más grande que el amor a nosotros mismos".
Mailevy tomó la decisión de defender a la ULA exponiendo su vida porque "crecí en esta universidad, mi mamá daba clase embarazada, incluso ella entró a la huelga por mi. Le dije que me uniría a la protesta y ella me respondió que no me dejaría sola", narró orgullosa en compañía de su madre, quien es profesora jubilada desde el 2009, Ingeniero Civil y de Sistemas), el pasado viernes 21 de junio se graduó de Abogado.
A pesar de que la salud de los huelguistas se está deteriorando, de que han bajado de peso y de que corren un alto riesgo, para Mailevy Guía "eso nos da más fuerza para seguir, porque no solo luchamos por nosotros mismos, sino por ellos, por todos los estudiantes, por todos los profesores, por todos los empleados, por toda la universidad, para que todo sus esfuerzos valgan la pena, esta lucha es por todos", sentenció.
Los ulandinos no levantarán el ayuno hasta que el gobierno respete la autonomía, reconozca a FAPUV como el negociador legítimo de las reivindicaciones de los profesores, aumente las becas y haga un ajuste del presupuesto universitario para que estas casas de estudio sigan prestando servicios de calidad.
Los uladinos no han estaod solos en su dura lucha. Diversas han sido las muestras de apoyo y solidaridad tanto de sus compañeros universitarios como de la sociedad merideña que ha estado presente a lo largo de la protestaspara dar alientos y fuerza.
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